jueves, 12 de febrero de 2015

Simplicidad aparente

Pese a tener cierta experiencia en el manejo de los materiales, hay veces que uno peca de inocente, se olvida de lo aprendido, se confía y se da de frente con la realidad.

Ese ha sido el caso de nuestro último proyecto, la elaboración de un baul, aparentemente sencillo,  para colocarlo a los pies de la cama en una habitación y usarlo como almacenaje. Sus dimensiones eran de 100 centímetros de largo, 42 de ancho y 50 de alto, es decir, de gran tamaño.

Lo primero que piensas: "esto está chupado", "lo hago similar a otras cajas que ya he hecho con anterioridad y ya está" .... ¡¡ERROR!!
El primer problema con el que te topas, al ser una pieza grande, es que los cartones que forman los lados son enormes y si los pones tal cual, se arquean y deforman, dando como resultado algo parecido a un flan que se desmorona, se curva y no está preparado para aguantar el ritmo de uso diario.

La solución pasa por reforzar cada uno de los lados que conforman la caja. Había varias posibilidades, pero decidimos hacer una doble pared con un refuerzo interior, de forma que el grosor total de cada cara pasaba de 0,6 cm, del grosor del cartón, a tener unos 3 cm de ancho ... imposible curvarse así.
 





Por supuesto la tapa del baul también hubo que reforzarla para que no se arqueara.


 
Una vez hecha la pieza, había que cubrirla de papel craft para darle posteriormente unas manos de pintura. Y ahí es donde volvemos a toparnos con otro problema: ¿habéis intentado alguna vez forrar con papel y cola al agua una gran superficie, sin obtener como resultado alguna arruga? MISION CASI IMPOSIBLE



Con mucha paciencia, un truco de veterano y alguna idea feliz, de estas que surgen en momentos críticos, conseguimos cubrir todas las superficies prácticamente sin arrugas.

Y aquí os enseñamos cómo quedó al final, un par de manos de pintura más tarde.



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