sábado, 23 de mayo de 2015

El "Cardborigami" de Tina Hovsepian

En el condado de Los Ángeles se calcula que hay unos 58.000 homeless (sin hogar) para los cuales únicamente hay unas dos mil camas disponibles en refugios, es decir, la mayoría de ellos se quedan fuera sin opción a un techo.

Este dato es uno de los que impulsaron a la arquitecta Tina Hovsepian a inventar el Cardborigami, una especie de tienda de campaña que como indica su nombre, está hecha de cartón y se inspira en el origami oriental (el arte de hacer figuritas de papel).


¿Y por qué la hizo de cartón? Como ella misma cuenta, porque ese material es más robusto que el de una tienda normal, pesa menos, tiene un revestimiento interior aislante y es reciclable. Pero, sobre todo, porque su ingenioso diseño permite montarlo y replegarlo con rapidez, algo que lo diferencia decisivamente de otras estructuras desmontables.

 
“Después de la construcción inicial no hace falta volver a ensamblarlo -explica Hovsepian- La gente sólo tiene que abrirlo para tener un suelo, un techo y una puerta. Y cuando necesite moverlo puede plegarlo literalmente en un minuto y llevarlo a la espalda como una mochila, con unas correas que dejan las manos libres”.


Tina ideó el Cardborigami en 2007, cuando era estudiante de la USC School of Architecture. Después de varios años de darle vueltas al concepto, estuvo lista para fabricar el primer prototipo y empezar la producción en serie gracias a una subvención de la Annenberg Foundation con la que adquirió un lote de cartón reciclado. Vendió las 150 unidades iniciales para conseguir fondos y desarrollar un programa de ayuda a la gente sin hogar en el que colabora con organizaciones como Volunteers of America o 100.000 Homes.




Además de su aportación a algo tan importante como es un sitio donde dormir, la visión de esta arquitecta va mucho más allá de proporcionarles un techo eventual: “Hemos desarrollado una ruta de cuatro pasos para que la gente pueda abandonar su estado de vagabunda y retome su vida. La tienda es únicamente una fracción de la ecuación. Quien piense que sólo queremos vender las tiendas y olvidarnos del homeless tiene un concepto erróneo”.

Pero Cardborigami es el primer paso, evidentemente: “Quien quiera usarla puede, ya que construirla es muy fácil. Eso lleva al sin hogar a sentir que está haciendo algo por sí mismo, seguramente la primera vez en mucho tiempo que se verá en tal situación, y eso es un impulso psicológico muy grande”.

El primer set de unidades de Cardborigami ya se ha vendido y Tina planea empezar a dar empleo a homeless. La gente que se ha beneficiado de ellos, ahora los fabricará para otros: “Es un ciclo sostenible de gente ayudándose” ... ¡estupenda idea!

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